La astenia primaveral es un trastorno que hace que muchas personas se sienten especialmente cansadas, desmotivadas y con alteraciones en el humor. Ello se debe a una alteración de los ritmos biológicos: cambios de horario, climáticos, nuevas rutinas debidas al buen tiempo… todo ello puede alterar el organismo, haciendo disminuir la producción de endorfinas, que son las hormonas del bienestar. Además, el aumento de horas de luz altera también la segregación de melatonina, una hormona que regula el sueño. Hay personas que consiguen adaptarse mejor a estos cambios. Por tanto hablamos, más que de una patología, de un trastorno adaptativo.
¿Cuales son los Síntomas de este trastorno?
Cansancio generalizado, falta de energía para realizar las tareas cotidianas, dificultad para conciliar el sueño, somnolencia diurna, irritabilidad y nerviosismo, disminución del apetito, bajada del deseo sexual, problemas de concentración y malestar general. Estos síntomas suelen prolongarse durante una semana o dos, el tiempo que tarda el organismo en acomodarse a las nuevas circunstancias ambientales.
Hay que estar atento a los síntomas, ya que la astenia primaveral puede confundirse con otras patologías como la anemia o distintas infecciones víricas o incluso con enfermedades mentales como el trastorno afectivo-estacional. Si, además, de los síntomas específicos de la anemia la persona tiene fiebre, mucosidad o manifestaciones respiratorias o gastrointestinales, conviene acudir al médico para que diagnostique si se trata de otra enfermedad. También si los síntomas de la astenia se prolongan durante más de dos semanas para descartar una fatiga crónica.
¿Que hacer para evitar estos síntomas?
1. Fijar horarios en cuanto a descanso y alimentación, para que el organismo vuelva a encontrar de nuevo su equilibrio es fundamental seguir unos horarios fijos. Hay que intentar dormir unas 8 horas diarias.
2. Prestar atención a la comida. Es importante hacer cinco comidas al día para que el cuerpo no sufra hipoglucemias que también afectan al ánimo y el bienestar. Además, la dieta ha de ser rica en nutrientes que aporten mucha energía, como los frutos secos o los plátanos, que además son ricos en triptófano (aminoácido precursor de la serotonina, un neurotransmisor que potencia la felicidad).
3. Hidratarse adecuadamente, bebiendo al menos dos litros de agua al día. Una hidratación insuficiente afecta al estado general de salud pudiendo provocar cefaleas, entre otros problemas.
4. Hacer ejercicio moderado con regularidad, lo que estimula la producción de endorfinas y aumenta el tono vital.
5. Realizar actividades placenteras y mantener un espíritu positivo para combatir la desmotivación, el cansancio y la falta de energía que conlleva la astenia.
6. En determinadas ocasiones el aporte de una dieta variada no es suficiente, y es preciso recurrir a un aporte vitamínico o mineral complementario. Pero ojo, en ningún caso los suplementos vitamínicos y minerales pueden transformar una dieta poco equilibrada en saludable. Hay que vigilar una posible hipervitaminosis (exceso de algunas vitaminas), por lo que antes de tomar este tipo de productos es recomendable consultarlo con el médico.