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Diferencias entre hambre física y emocional

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Ahora que muchas personas pasan más tiempo en casa estamos encontrando un aumento de peso debido más a trastornos de ansiedad y emocionales que realmente a un hambre física.
Seguro que en alguna situación has sentido esto: antojos y necesidad de comer a deshoras, abrir la despensa o el frigo sin saber muy bien qué estás buscando, o pensar en comida cuando te toca sentarte a hacer alguna tarea.
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¿Sabías que esta sensación se entiende como hambre emocional? Son impulsos que van en perjuicio de tu dieta, e identificarlos será de gran ayuda para controlarlos.
Algunas de las principales situaciones que identificamos como “hambre emocional” están asociadas con finales de un día frenético, lleno de estrés, momentos en el cuerpo se relaja; con cuando tienes menos tareas que realizar y confundes aburrimiento con hambre; o a una vía de escape de problemas personales, recurriendo a la comida por la liberación de hormonas de felicidad que produce en nuestro organismo.
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Ahora vamos a explicaros la diferencia entre hambre fisiológica y emocional y algunos consejos para controlarla.

¿Qué entendemos por hambre fisiológica?

El hambre fisiológica es la sensación natural que se produce en nuestro organismo cuando necesitas nutrientes para satisfacer las necesidades del cuerpo. Las personas necesitan los nutrientes derivados de alimentos para cumplir multitud de funciones internas y externas.
Podemos clasificar los nutrientes como macronutrientes (proteínas, grasas e hidratos de carbono), y como micronutrientes: vitaminas y minerales.
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Cómo identificar el hambre fisiológica?
El hambre fisiológica es natural, todas las personas la sentimos, y está bien incluso llegar con un poco de sensación de hambre a la siguiente comida. Tan solo es una alerta de nuestro cuerpo de que necesitamos alimentos
A continuación, dejamos algunas nociones para aprender a identificar el hambre fisiológica:
  • No es de alimentos en concreto, sino que puede aliviarse con diferentes alternativas.
  • Es gradual, es decir, va de menor a mayor sensación.
  • Puede esperar para satisfacerse.
  • No produce sentimientos negativos, como por ejemplo de culpa al terminar.
  • Desaparece cuando llegamos a la saciedad.

¿Qué es el hambre emocional?

El hambre emocional ocurre como reacción para escapar a ciertas emociones, que suelen ser negativas.
Nuestro cuerpo está preparado para sobrevivir y sentirse bien, busca una manera rápida de escapar de ciertas situaciones que nos desagradan, y desde este punto de vista cortoplacista, qué mejor que una rápida liberación hormonal a través de los alimentos.
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Identificando el hambre emocional
Analizar nuestro cuerpo y comprenderlo hará que tengas una mejor relación con él y por ende sacarás una mejor versión de ti mismo.
Seguro que alguna vez has sentido esta hambre instantánea después de un día frenético en la sociedad que hemos construido, o durante los fines de semana de aburrimiento sin saber que hacer. Te dejamos algunas nociones para identificar cuando es hambre emocional:
  • Suele ser de alimentos en concreto, como se suele llamar “antojos”.
  • Es instantánea y no de manera gradual como la fisiológica.
  • Tiene que satisfacerse en el momento, al contrario de la fisiológica no puede esperar.
  • Produce sentimientos negativos cuando se termina, como por ejemplo sentimientos de culpa.
  • Tarda más tiempo en satisfacerse y no se termina cuando estamos saciados de manera natural.

Cómo controlar el hambre emocional

Una vez diferenciando el hambre emocional de la fisiológica, tenemos que aprender a controlar el hambre emocional para tener un mayor equilibrio en nuestros hábitos y nuestra salud, obteniendo una mayor sensación de bienestar y plenitud.
Por lo tanto, os dejamos algunas pautas para combatir el hambre emocional.
  • Mantenerse hidratado a lo largo del día hará que no confundas hambre con sed.
  • Planificar las comidas y comer a intervalos de unas dos horas. Tener una estructura en la alimentación te mantendrá saciado y con energía a lo largo del día, evitando posible ansiedad de comer en momentos en concreto donde las circunstancias escapan de tu control.
  • Conócete a ti mismo un poco más, el equilibrio emocional es pilar fundamental de la salud, para ello siempre viene bien pedir ayuda a un psicólogo que identifique causas subyacentes.
  • La meditación puede ser un gran aliado contra el hambre emocional, manteniendo tu inestabilidad emocional a raya.

Mejora tu relación con la comida

Mejorar tu relación con la comida es fundamental para mejorar tu alimentación, es el primer paso. Esto supone romper el concepto tradicional de dieta, entendida comúnmente como una metodología circunstancial para perder los máximos kilos posibles en el menor tiempo, sea de la manera que sea, sin tener en cuenta la salud u otros patrones.
Una buena dieta debe:
  • Aportar un mayor sensación de bienestar y plenitud
  • Ayudar a tener más energía
  • Incluso que ayude a prevenir enfermedades.
La palabra dieta en realidad significa el conjunto de alimentos que comemos en nuestro día a día, y esta tiene que ser variada, equilibrada y que se adapte a tu persona.
Aún se tiene la creencia de que cuando una persona hace dieta existen alimentos prohibidos, cuando en realidad no es cierto, sino que tal vez se debe disminuir su consumo.
No hay alimentos malos ni buenos
Un error bastante común es catalogar los alimentos como buenos o malos, según tu objetivo. Por ejemplo, pensar que hay alimentos buenos para perder peso. No hay alimentos saludables de por sí, la salud reside en el cómputo total de alimentos y acciones del día a día.
Te recomendamos variar alimentos, esto contribuirá a la riqueza de nutrientes de tu dieta y evitará generar alergias e intolerancias por exceso. En este sentido, un lema que nos gusta mucho es:
“Ni una ensalada te va a hacer más saludable, ni una hamburguesa menos saludable”
Ayúdate a mejorar tu salud con diferentes hábitos incorporados en tu rutina, como:
  • Un mayor equilibrio en nuestra alimentación.
  • Más actividad física.
  • Un mejor descanso.
  • Un mayor equilibrio emocional.
  • Cambiar el estilo de vida es un proceso
No pases de blanco a negro, llevar un mayor equilibrio en nuestra vida y nuestros hábitos es una escala de grises.
Empieza poco a poco, cambiando y mejorando ciertos hábitos, ¡todo suma! Si no puedes hacer ejercicio físico 5 días, quizás puedes hacer 2, y ya está bien, no tienes que hacer todas las comidas perfectas.
Es un proceso, así que los pequeños pasos te ayudarán a desarrollar un hábito y a que cada vez controles más esos impulsos emocionales. Si te lo propones, seguro que consigues que el cómputo total de tu dieta día a día sea más equilibrado y sostenible.
La clave no es hacer dieta, sino cambiar tu estilo de vida para siempre.

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